Pedro Ferreira, figura protagónica de comparsas como Libertadores de África, Fantasía Negra y Dandys Cubanos, creador de la orquesta Cubanacán, ha sido el mayor compositor y difusor del Candombe. Sus canciones se siguen cantando 60 años después y han quedado en la memoria del colectivo afrouruguayo como verdaderos himnos. Su aporte se extiende más allá de lo musical ya que ayudó a varias generaciones afro a reconocerse.
A comienzos del siglo XX, en Montevideo, la gran mayoría del colectivo afro vivía en condiciones penosas, habitando los innumerables conventillos, edificios de gran cantidad de pequeñas piezas de inquilinato. En uno de esos conventillos, el “Cuatro Cuarenta y Cuatro”, calle Durazno entre Magallanes y Gaboto, nació el 20 de abril de 1910 quien luego sería el mayor exponente del Candombe: Pedro Rafael Tabárez.
Chosno de africano esclavizado, de niño fue adoptado por las hermanas Ferreira, también de ascendencia africana, de ahí el apellido.
Relata Pedro Ferreira (hijo): “A los 18, vendía diarios en la Estación del Este durante la tarde. Él “paraba” a la vuelta en Ansina, calle Particulares, se reunía con sus amigos “Pereba”, “los Giménez”, “los Esquivel”… Se juntaban en la esquina de Isla de Flores y Ansina. Mi papá con una guitarra muy changueca pero que él la hacía sonar. Cantaba tangos, vals, daba serenatas. También hacían reuniones con amistades del conventillo “La Facala”, “El Porchile” y con Fausto Arrascaeta que sacaba su comparsa La Escuelita. Todos se juntaban en la playa Santana, en el terraplén”.